Parroquia Todos Los Santos / Gonzalo Mardones V Arquitectos
- Arquitectos: Gonzalo Mardones V Arquitectos
- Ubicación: el Arenal - David Fuentes 379, Talcahuano, Región del Bío Bío, Chile
- Arquitecto A Cargo: Gonzalo Mardones Viviani
- Arquitectos Asociados: Gonzalo Mardones F. y María Jesús Mardones F.
- Área: 967.92 m2
- Año Proyecto: 2018
- Fotografías: Francisco Valdés Donoso
- Arquitectos Colaboradores : Luis Morales G., Francisco Valdés D., Emilio Ursic M., Claudio Quezada F., Manuel Fuentes R., Claudio Carrasco F., Luca Garnerone, Emanuel Astete B., Soledad Flores B., Esteban Martínez B., Rodrigo Vega A., Víctor Nuñez B.
- Calculista: Juan Marcus
- Constructor: Miguel Figueroa
- Mural Altar : Ignacio Ossandón
- Inspección Técnica: Fernando Necochea
- Superficie Del Terreno: 1.665,5 m2
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Como consecuencia del terremoto de Chile el 27 de febrero del 2010, el 50% de los templos católicos del país quedaron dañados y la mayoría de los templos de la VI, VII Y VIII Región quedaron destruidos. Cerca de un millón de fieles no pudieron congregarse comunitariamente en su forma habitual.
Ante la pérdida de templo, la comunidad de Talcahuano realizaba sus misas, bautizos y funerales en la calle o en la plaza. En ese entonces, y ante esa realidad, recibimos la invitación del párroco de Talcahuano, Padre Miguel Almeida, a desarrollar un proyecto de arquitectura para intentar recolectar los fondos necesarios para levantar el nuevo templo. Para los habitantes de ese barrio de Talcahuano, azotado por el terremoto y posterior maremoto, el templo era una de sus primeras urgencias ¿Cómo cumplir este sueño de levantar la nueva capilla, cumpliendo con todos los espacios necesarios fundados en el acto de congregar y acoger a la comunidad, solo con un sueño y sin recursos? La primera idea, fundamento y respuesta fue trabajar con la desnudez. Con la justeza del uso del hormigón visto que nos permitía por un lado resolver el tema sísmico y por otro acoger los actos requeridos propios de una capilla. Un sencillo rectángulo con una envolvente de homogeneidad. Un cubo de luz con un interior enteramente blanco para sentir el recogimiento necesario.
Un cielo de maderas de pino que permitiera que este se expandiera, y que lograra una configuración propia y una óptima acústica.
Otra experiencia acordada con el párroco y la comunidad es que la iglesia debiera, a pesar de su hermeticidad para lograr el recogimiento, ser abierta al espacio público. Para esto el cubo se abre con sus mamparas transparentes incorporando el atrio a la asamblea cuando hay actos con mucha participación. Esto permite la detención e incorpora a la gente a la manera de una vitrina que invita a la contemplación. El importante acto de ir y venir y del bienestar del estar temporal.