¿Por qué las arquitecturas flotantes no se hunden?
El medio ambiente acuático siempre ha fascinado a soñadores e investigadores. Alrededor de 1960, en medio de la feroz guerra espacial de la Guerra Fría, el explorador francés Jacques Cousteau desarrolló un equipo para desentrañar las profundidades del mar –como el Aqualung–, que permaneció tanto o más inexplorado que el propio espacio exterior. Él llegó a afirmar que en 10 años podríamos ocupar el fondo marino como "aquanautas", donde sería posible pasar largas temporadas, extrayendo recursos minerales e incluso cultivando alimentos. Sesenta años después, el lecho marino todavía está reservado para unos pocos, y la humanidad se ha preocupado más por las enormes cantidades de plástico en los océanos y el aumento del nivel del mar debido al calentamiento global. Pero estar cerca de una masa de agua sigue fascinando a la mayoría de las personas. Ya sea por interés o por la necesidad de ganar espacio en ciudades en riesgo de inundaciones o demasiado pobladas, en el archivo de proyectos de ArchDaily se han presentado propuestas utópicas e interesantes ejemplos de arquitectura flotante. Pero, ¿cuáles son las diferencias fundamentales entre construir casas en tierra firme y casas en el agua, y cómo evitar que estos edificios se hundan?