El fin de los editores: la nueva práctica del arquitecto que se promueve a sí mismo

El Titanic, 1978 Crédito: Stanley Tigerman S.R. Crown Hall en el Instituto de Tecnología de Illinois en Chicago. Imagen © Stanley Tigerman El Titanic, 1978 Crédito: Stanley Tigerman S.R. Crown Hall en el Instituto de Tecnología de Illinois en Chicago. Imagen © Stanley Tigerman

Cuando la Gran Recesión de 2008 destruyó los ingresos publicitarios de todas las editoriales y limitó el dinero que los arquitectos tenían para las relaciones públicas y fotografías de sus proyectos, la forma establecida de promoverlos a ellos y a su arquitectura se vio brutalmente comprometida. Ese momento fue la instancia perfecta para aprovechar la disponibilidad instantánea de los teléfonos inteligentes con cámaras increíblemente buenas, gran memoria y pronto a una transmisión 5G. Esas revoluciones tecnológicas convirtieron a los idiotas gráficos en artistas. Ahora cualquiera podría fotografiar, filmar y narrar cualquier percepción en cualquier lugar, al instante, gratis y para compartir de forma universal. El cliché de decir que Internet "todo lo cambió" es cierto en la forma en que el mundo ve la arquitectura.

Este doble golpe de devastación fiscal y revolución tecnológica ha realizado una Nueva Práctica; el Arquitecto Autopromocionante, independiente de la Máquina de Definir Cool en arquitectura.

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