El Equipo Mazzanti recupera una grieta en el tejido urbano de Bogotá con estos jardines
Publicado originalmente en Metropolis Magazine como El Equipo Mazzanti Heals a Gash in Bogotá’s Urban Fabric With a Patchwork of Verdant Gardens, Anna Fixsen escribe sobre el parque Bicentenario en Bogotá. "Lo que una vez fue un foco de controversias, es ahora un innovador parque que reconecta dos zonas en el corazón de su centro histórico", escribe.
Es imposible experimentar Bogotá sin encontrar el aura de Rogelio Salmona. Tal vez más que cualquier arquitecto, Salmona formó la identidad urbana de esta ciudad Andina por medio de edificios cívicos y poéticos. Desde un pequeño balcón en la última oficina que tuvo este arquitecto —ubicado en la parte superior de una torre diseñada por él mismo— se despliega un cuadro de Salmona: justo enfrente, los enormes volúmenes de las Torres del Parque, un complejo residencial de tres torres finalizado en el año 1970; y al sur, MAMBO, el Museo de Arte Moderno de Bogotá.
Entre estos dos puntos de referencia, apenas visibles a través de un dosel de palmas de cera, se encuentra una respuesta del siglo XXI al legado modernista de Salmona. El Parque Bicentenario, diseñado por la agencia local El Equipo Mazzanti, es una fusión artística de infraestructura y espacio público. Siendo a la vez un puente peatonal y un conector social, esta colcha verde de dos acres compuesta por plazas de ladrillos recupera una grieta en el centro histórico de Bogotá. “El parque expone una nueva forma de percibir la tradición”, dice Giancarlo Mazzanti, fundador y director del equipo. “Es una propuesta para conectarnos de una manera más audaz, abriendo espacios para todos y para cualquier actividad, dejando un punto de reflexión, puntos de vista y de encuentro en el centro de la tradición”.
El Parque Bicentenario, junto con las obras maestras de Salmona, se sitúan los lugares más atesorados de Bogotá, incluyendo la plaza de toros de la ciudad, la librería nacional, el planetario, y el Parque de la Independencia; un exuberante jardín público fundado en 1910 con motivo de la celebración de los 100 años de independencia de Colombia. Sin embargo, extensas zonas del parque fueron demolidas debido a las obras de la Calle 26, una de las vías principales de la ciudad. Con los años, esta división contribuyó al deterioro de la zona llamando a la actividad criminal. El mismo Salmona tuvo planes de crear una plaza de ladrillo en este vacío, pero estos proyectos fueron pausados debido a su fallecimiento en el 2007.
Después de recibir licitaciones en el 2011, el Alcalde Mayor de Bogota eligió a El Equipo Mazzanti para diseñar el proyecto para la revitalización del área. La visión de Mazzanti fue consolidada y conceptualizada: una serie de pasos peatonales geométricos para conectar el MAMBO con el aislado parque de la independencia. Pero la propuesta pronto se convirtió en un foco de extensas y frustrantes batallas legales, encabezadas por los conservadores locales — donde muchos de ellos son residentes de los alrededores de las Torres del Parque — quienes argumentaron que el diseño podría afectar el área histórica y la preservación de las plantas. La disputa se convirtió en una batalla en la corte, y la construcción se detuvo para Julio del 2011. Un periódico llegó al punto de nombrar a Bicentenario como “El parque de la discordia”. La construcción del proyecto continuó para el 2014 y fue finalizada en otoño del 2016, casi 9 años después de su aprobación inicial.
Según lo indica el Instituto de Desarrollo Urbano, agencia local que administra el parque, hoy en día Bicentenario es usado por alrededor de medio millón de residentes de Bogotá que se encuentran ubicados en los barrios de los alrededores. El diseño de Mazzanti consta de ocho plataformas de concreto que se extienden por la calle 26. Teniendo en cuenta las diferencias de elevación y la altura de los ocho carriles viales que se ubican por debajo del mismo, en este sendero, sus elevadas terrazas se encuentran conectadas con el parque histórico y el MAMBO, compuesto por elevadas terrazas que se encuentran conectadas con MAMBO y el parque histórico por medio de una seria de escaleras y rampas. En el costado occidental, la plataforma se conecta con la reconocida carrera 7. Mazzanti decidió pavimentar con el tradicional ladrillo, un sello característico de la arquitectura de Salmona y de sus alrededores.
Además de crear una estructura compleja, Mazzanti y su equipo implementaron una combinación de zonas con y sin jardines para poder diferenciar los elementos de circulación sobre las áreas más contemplativas. El equipo, en trabajo conjunto con el Jardín Botánico, seleccionaron una mezcla de plantas lo suficientemente fuertes que pudieran sobrevivir en tierras robustas, pero lo suficientemente ligeras para evitar afectar el sistema estructural de los puentes: Los árboles de Yarumo, plantas de araña, helechos, esponjosas hierbas y pampas, junto con los brillantes iris holandeses se camuflan y componen una delgada capa. Visto desde el aire, en medio de un denso ambiente, Bicentenario tiene la apariencia de un vibrante rompecabezas.
A pesar de su controversia desde el inicio, el Parque Bicentenario se convirtió en un asentamiento vital. En un día normal, se pueden observar a los locales descansando en los bancos, tomando un café con colegas, o contemplando películas proyectadas sobre la fachada del MAMBO. Los estudiantes se reúnen a lo largo de las escaleras para tomar el almuerzo después de las salidas pedagógicas. Incluso los que se oponían han guardado silencio. Un columnista local, mientras escribía para el periódico El Tiempo, especificó: “tendemos a criticar las obras antes de que se terminen, y cuando vemos los resultados, son poco reconocidos”.
El propio Salmona podría estar de acuerdo. "Igual que la música, [la arquitectura] se da a conocer poco a poco con la razón y con el sueño", dijo Salmona en un discurso en 2003. "Cuando [la arquitectura] pudo ir más allá del hecho constructivo, lo hizo porque supo emocionar y confiarse a su tiempo".