Casa 30×30 / Estudio Astiz
- Arquitectos: Estudio Astiz
- Ubicación: Madrid, España
- Área: 35.0 m2
- Año Proyecto: 2017
- Fotografías: Fernando Alda
- Construcción: R construcciones
- Cálculo Estructural: Estudio Astiz
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Con el paso de los años muchas de las residencias señoriales de gran superficie del Ensanche de Madrid han aprovechado la existencia de accesos de servicio traseros para reconvertir habitaciones o dependencias sin uso en viviendas independientes de superficie mínima, pero de óptima ubicación. En este caso concreto, la bodega de 35 m2 aneja a la cocina de una de estas viviendas que nos encargan reformar. Estamos convencidos de que una vivienda pequeña no puede ser una vivienda grande “encogida” ya que este escalado de los espacios no hará sino recordarnos cada día lo que pudo ser y no fue, la dimensión perdida, el complejo de inferioridad frente a una “casa de verdad”. La vivienda cuenta, como decíamos con 35 m2 (alrededor de 30 m2 si descontamos el pasillo).
30 m2 es en la actualidad una dimensión amplia para un salón, exagerada para un dormitorio, e inverosímil para una cocina. Son lujos, por poco frecuentes. Llegamos así a la conclusión de que el módulo básico de trabajo, el mínimo común denominador, debe ser la superficie completa, esos 30 m2 que puedan mirar a la cara a cualquier otra vivienda con orgullo. 30 m2 de salón, 30 m2 de Dormitorio, 30 m2 de Cocina, 30 m2 de Baño, 30 m2 de Vestidor, 30 m2 de Ducha o 30 m2 de Salón de Baile, 30 m2 de Sala de Cine o de Salón de Juegos… 30 m2 para 30 Usos diversos, una casa de 30veces 30m2, el mundo en una botella. Se trata, en definitiva, primero y antes de nada, de recuperar el Vacío inicial, el concepto de estancia unitaria y entender que una vivienda muy pequeña puede ser una Suite muy grande.
Esta “tabula rasa” tiene beneficios inmediatos obvios, ya que recupera un espacio ordenado y coherente, muy frecuente en Madrid, con tres balconeras estrechas espaciadas con regularidad. Además, el vacío obtenido, debe “cualificarse”, mediante la inclusión de espacios de servicio que complementen y faciliten las tareas domésticas. Estos elementos de servicio, como armarios, cocina, cama abatible, vestidor, ducha o baño, estanterías, cortineros o radiadores se ubicarán estratégica y ordenadamente a lo largo de todo el perímetro de la estancia en función de la actividad deseada, regularizando geométricamente la planta y asimilándose con el propio espesor de los muros, gracias a un panelado uniforme de madera que unifica el conjunto en un solo espacio.
Este concepto de espacio perimetral servidor, o espacio embolsado, es conocido desde el s XVIII como “poché”, y es el mismo que emplea a otra escala la industria automovilística para ubicar motor, maletero, guanteras o mandos para la cabina. El espacio resultante es lo que nosotros denominaremos “vacío tecnificado”. Un vacío de carácter abstracto en el que incluso los tiradores se reducirán a simples cintas de cuero que no den demasiadas pistas sobre la función de cada uno de los paneles.
Una vivienda guardada en la pared, y una plaza para bailar… ¡la mejor casa del mundo!