Casa de la Tierra y el Mar / José Manuel Álvarez Cruz

© Roberto Ambrosio © Roberto Ambrosio
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Descripción enviada por el equipo del proyecto. Este proyecto es una vivienda de pequeño formato tipo estudio, la cual fue concebida para albergar visitas y es parte de un conjunto de varias casas que se construirán en el futuro. Se encuentra ubicada en las montañas de Malpaís, Costa Rica, dentro de una propiedad con bosque tropical seco. Se ubicó de tal manera que no interrumpiera la vista a las otras casas proyectadas en el master plan. Con la ubicación se logró que no se talaran árboles y se aprovechara la vista al Pacifico norte. La selección del sitio se realizó con extremo cuidado y se logró determinar un punto específico con una excelente vista de atardeceres y otros fenómenos naturales: desde el deck y según la época del año se pueden divisar ballenas.

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La casa es casi un dormitorio, el cual desaparece y se integra con el exterior al abrir las cortinas. Las vidrieras ayudan a esta interacción con el entorno donde se erigió la vivienda. Esta relación entre el interior y el exterior fue llevada al extremo al diseñar un puente con un solo apoyo el cual, a modo de brazo,  se extiende y permite tocar las ramas de los árboles que la rodean. El diseño fue también influenciado por la empatía que siente su propietario con el mar y la cual fue percibida y se trató de expresar en la vivienda. La forma de la cubierta de techo insinúa las ondulaciones del mar; la ubicación en alto y privilegiada permitió darle una sensación de cabina de un yate y parece navegar sobre el dosel del bosque. La pasarela al exterior es casi como el bauprés, mástil casi horizontal de algunas embarcaciones, que apunta al norte.

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Diseñar en la costa del Pacifico norte de Costa Rica es un tema que se debe tratar con cuidado y sin dejar cabos sueltos. Se debe considerar la temperatura, la corrosión, crear grandes aberturas para aprovechar vistas y siempre se debe tener en cuenta la incidencia del sol. Todo esto nos recuerda la forma en que se construían las casas viejas de la zona guanacasteca. Al realizar este diseño contemporáneo, se separó lo tradicional y se tomó esa esencia de protección de los elementos y que hace fresco el interior de una de esas viejas y escasas casas de Guanacaste. Se rompió con los techos tradicionales y se trazaron líneas curvas y rectas que se proyectan un poco más allá para dar protección solar a los vidrios que se colocaron para abrir la vista y evitar la radiación solar. Se aprovecharon nuevos materiales, y se construyó una pérgola en la que se mezclan materiales naturales y nuevos que ayudan a la filtrar la luz y repeler el calor del verano.

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Para la creación de los pisos y áreas exteriores se usaron piedras naturales las cuales ayudan a bajar la temperatura. La cercanía de los árboles ayuda con la sombra y se aprovecharon las corrientes de viento predominante, que a modo de aire acondicionado natural pasa primero por el bosque e ingresa y renueva el aire interior. La piscina permite estar viendo el mar desde arriba y los árboles a su misma altura, donde alguno que otro mono se escapa de su manada tratando de interactuar con el ser humano. La madera de teca  y melina utilizada proviene de siembras controladas, con árboles cultivados a escasos 10 kilómetros de la construcción. En general, la mayoría de materiales utilizados como cemento, bloques, y otros, son de fabricación nacional. Hubo una minoría los materiales importados, por ejemplo la piedra natural.

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